Vivir la caridad fraterna es un imperativo del Verbo Encarnado, Él fue quien elevó el amor fraterno a un grado sublime cuando dejó a los hombres el mandamiento del amor como testamento

Directorio de Tercer Orden, 101

Miembros & de la Tercer Orden

Los laicos de la Tercera Orden del Instituto del Verbo Encarnado forman con nosotros una única familia, unidos por la misma fe, los mismos fines, la misma misión, el mismo carisma, la misma índole y el mismo espíritu.

Hay tres diferentes niveles de compromiso:

Primer nivel: Aquellos fieles laicos que se obligan libremente por medio de votos privados o por algún otro vínculo sagrado.

Segundo nivel: Constituido por distintos Movimientos Laicales, cada uno de estos con su propia organización, para que los laicos que quieran puedan asociarse para el apostolado y la misión.

Tercer nivel: Constituido en forma amplísima, por todos aquellos fieles cristianos laicos o sacerdotes de todo el mundo que siendo amigos, simpatizantes, bienhechores, familiares, etc., quieren compartir con nosotros el espíritu de nuestra familia religiosa, formando así parte de la Hermandad del Verbo Encarnado.

¿Cuales son los deberes de los miembros?

Podemos resumir en cuatro aspectos los deberes y derechos que el Código de Derecho Canónico impone a los laicos:

Los terciarios “tienen la obligación general, y gozan del derecho, tanto personal como asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo, obligación que les apremia todavía más en aquellas circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo” Ninguno de los miembros de esta Tercera Orden puede prescindir del sagrado deber del apostolado.

También los laicos deben impregnar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico, y dar así testimonio de Cristo, gestionando las cosas temporales. Es esta una obligación fundamental, es el apostolado entendido en un sentido más determinado, es decir, del testimonio de vida que tiene que dar todo laico en virtud del mandato id y enseñad (Mt 28,19).

Quienes según su propia vocación viven en el estado conyugal, por medio de la vocación matrimonial, sacramento propio de los laicos, están obligados a usar de este medio para trabajar en la edificación del pueblo de Dios. Y por haber transmitido la vida deben ser responsables educadores y por tanto, educar cristianamente a sus hijos según la doctrina enseñada por la Iglesia.

Además para poder vivir según la doctrina cristiana, proclamarla, defenderla cuando sea necesario, tienen el deber y el derecho de formarse cristianamente, adquiriendo un profundo conocimiento de la doctrina católica, sobre todo de la Doctrina Social de la Iglesia.

Oreciones Propias

La Santa Misa:
 Como adoradores en espíritu y en verdad del Verbo Encarnado, la principal oración es la Santa Misa, por la que se unen a toda la Iglesia orante por lo cual procurarán oírla no solo dominicalmente sino también habitualmente.
La Pasión:

También la devoción al Vía Crucis, teniendo un entrañable amor al misterio de la Pasión y de la Cruz.

Oraciones Marianas:

Como imitadores de la Santísima Virgen María tendrán una confianza ilimitada en esta buena Madre del Cielo, procurando peregrinar a sus santuarios, celebrando los sábados en su honor, iluminando y adornando sus imágenes, propagando su devoción, teniendo una particular veneración a las oraciones marianas, sobre todo al rezo del Ángelus y de manera particular a la oración mariana por excelencia que es el Santo Rosario que procurarán rezar diariamente.